Portugal todavía no se ha recuperado del ridículo mundial que ha hecho su liga. El Belenenses – Benfica ha sido definido como el partido de la vergüenza. Y no es para menos. La imagen ha sido lamentable para un campeonato que lleva muchos años peleando desde el ostracismo para tener una mejor consideración en Europa, siempre a la sombra de las cuatro grandes.
El choque disputado entre estos dos equipos ya ha pasado a la historia del fútbol mundial después de dejar una terrible imagen que está siendo comentada en todo el planeta. Además, este partido, que podría abrir una guerra en el balompié luso, ha dejado a varios señalados que tendrán que dar explicaciones tras un espectáculo dantesco.
El encuentro disputado este sábado concluyó con un resultado de 0-7, algo pocas veces visto en un partido de primer nivel. Sin embargo, lo llamativo del resultado es que así fue como terminó el electrónico al descanso. El Benfica le endosó una sonora goleada a su rival en tan solo un tiempo, por lo que la historia y el escándalo estaban ya más que escritos.
El marcador se abrió en el primer minuto de partido con un gol en propia puerta de Belenenses que hacía presagiar lo peor. Iba a ser muy complicado que el rumbo del encuentro cambiase, pero lo cierto es que lo peor estaba por llegar. Los goles fueron llegando uno detrás de otro de manera alarmante.
Seferovic, el delantero que falló una clara ocasión hace unos días en el Camp Nou que pudo condenar al Barça en Champions, anotó el segundo en el minuto 14. Después, el centrocampista Julian Weigl, exjugador del Borussia Dortmund, hizo el tercero en el minuto 27. Pasada la primera media hora de partido, la historia estaba ya contada, pero la sangría no se iba a detener.
El cansancio y la presión fueron haciendo mella en un equipo de Belenenses muy alejado del habitual y la recta final del primer tiempo se les terminó haciendo larga, eterna. Darwin Núñez anotó sus dos primeros goles en el minuto 32 y en el minuto 36. Seferovic repitió y completó su doblete en el minuto 39, y antes del descanso, Darwin cerró su hat-trick. Una sonora goleada de 0-7 en solo 45 minutos.
Sin embargo, esta situación tenía un porqué. Belenenses sufrió un grave problema que le hizo presentarse al choque con una plantilla muy dañada. De hecho, de inicio solo formaron nueve jugadores, por lo que la goleada empezaba a explicarse sola. Ya con los dos equipos en los vestuarios, los locales decidieron trazar un plan para no seguir con este sufrimiento y poner fin a su calvario.
El origen del problema
El hecho de que Belenenses estuviera viviendo un auténtico tormento sobre el césped radicaba unas horas antes del partido, cuando la plantilla del modesto equipo local había registrado un brote de Covid-19 en su plantilla. Esto impidió que entre positivos y cuarentenas el equipo pudiera contar con efectivos suficientes.
Así se explica que solo pudieran salir nueve jugadores al campo. Y eso no era lo más grave. De esos nueve integrantes que hicieron las veces de once titular, solo uno era del primer equipo. Una situación dantesca que explicaba sin duda el devenir de un partido que forma parte de la historia más negativa del fútbol. Un problema de salud colectivo siendo protagonista de un evento deportivo y ante los ojos del mundo.
Ese brote de Covid-19 dentro de la plantilla del equipo portugués provocó no solo que nada más que hubiera un jugador del primer equipo disponible y que solo puedan formar con nueve jugadores de inicio, sino que dos de esos futbolistas no eran ni jugadores de campo, sino porteros, de manera que uno de los guardametas tuvo que formar en la línea defensiva, haciendo todavía más vulnerable la zaga de Beleneses.
Con la intención de poner freno al despropósito que se estaba viviendo, el equipo local decidió idear una estrategia tan simple como efectiva. Los dos equipos, tras haberse retirado ya a los vestuarios, consumieron el tiempo de descanso. Los jugadores del Benfica regresaron al terreno de juego, pero los de Belenenses no. Estaban intentando que el encuentro no se reanudara.
Esa opción no fue posible y por ello tuvieron que buscar una alternativa. Dos de los jugadores, Antonio Montez y Diogo Calila, no regresaron junto al resto de sus compañeros, por lo que los locales empezaron el segundo tiempo con solo siete jugadores, el mínimo permitido. Ahí estaba su táctica. Y nada más reanudarse el encuentro, uno de los jugadores que sí estaba disputando el choque, Joao Monteiro, fingió una lesión y se retiró del choque, quedándose solo seis.
La norma indica que se necesitan al menos siete futbolistas, por lo que ante esta situación, el árbitro se vio obligado a suspender el encuentro. La estratagema estaba clara, una expulsión o una lesión, y lo más fácil y lo más rápido era fingir una baja para añadir más drama al bochorno. Manuel Mota, árbitro del partido, decretó el final.
Tras el partido, los jugadores del Benfica afirmaron que para ellos estos tres puntos son tan importantes y necesarios como cualquier otros, por eso tenían que sacar la victoria de un partido que ha estado rodeado por un revuelo mediático muy grande. Con dicho triunfo, el Benfica se situaba como líder provisional de la liga portuguesa, poniendo en un aprieto a sus grandes rivales, Oporto y Sporting CP, con quienes mantiene una lucha encarnizada.
Estos dos equipos, que se sitúan empatados a 32 tras ganar sus partidos del domingo, se sitúan un punto por encima del Benfica. Han sido precisamente ellos quienes han alzado la voz por el escándalo, acusando a la federación lusa y la organización de la liga de facilitar la victoria del equipo de Da Luz y de ayudarles de manera descarada. Con ello, consideran que están adulterando la competición.
Sin embargo, la dirección de la liga lusa ha querido defenderse de las acusaciones que ha recibido afirmando que en ningún momento Belenenses pidió la suspensión o el aplazamiento del partido tras el rebrote que había surgido en la plantilla. Aún así, Oporto y Sporting CP han vuelto a la carga alegando que, aunque el equipo afectado no pidiera una medida de auxilio ante la situación, los organismos que rigen el fútbol portugués deberían haber entrado a poner cordura en una situación que consideran que adultera el buen curso de la temporada.
Ahora, tras esta decisión, se ha abierto una guerra en el fútbol portugués entre los dos conjuntos que se consideran perjudicados a pesar de continuar líderes y el Benfica y la patronal del fútbol portugués. Mientras tanto, toda la afición al balompié luso se ha levantado en los últimos días con una importante mancha en su historial. Los medios llevan horas abriendo sus páginas e informaciones con una situación que les ha hecho sentir vergüenza por algo que consideran su propio patrimonio.
Saben que este partido ha dado la vuelta al mundo y que ha provocado que Portugal sea el hazmerreír de Europa justo cuando pretenden ser tomados al mismo nivel que la Premier League o La Liga. Además, recuerdan que este caso, en España, no se podría haber producido por la falta de futbolistas del primer equipo para disputar el choque sin lugar a dar esta imagen. La palabra más repetida hasta ahora y que lo seguirá siendo es vergüenza.